Durante la vida adulta es común que atravesemos momentos en los que sufrimos algún problema de origen psicológico. Esta dificultad puede deberse a una circunstancia concreta o un cúmulo de circunstancias que han ido sucediendo a lo largo de un tiempo.
Este malestar nos puede ocasionar sensaciones de ansiedad, irritabilidad, tristeza, apatía o desmotivación, pero también puede expresarse de manera física a través de problemas gastrointestinales, dolores de cabeza, problemas dermatológicos o taquicardia.